Epitafios y últimas palabras

EPITAFIOS Y ÚLTIMAS PALABRAS

‘No es que tenga miedo a morir. Sólo que no quiero estar allí cuando ocurra’. Woody Allen



'¡Hey Rama!'

El 30 de enero de 1948, cuando al anochecer se dirigía a la plegaria comunitaria, Gandhi fue alcanzado por las balas de un joven hindú. Tal como lo había predicho a su nieta, murió como un verdadero Mahatma, con la palabra Rama ('Dios') en sus labios. Como dijo Einstein, «quizá las generaciones venideras duden alguna vez de que un hombre semejante fuese una realidad de carne y hueso en este mundo». 

'Die, my dear? Why that's the last thing I'll do!'


Aunque sus citas y genialidades fueron incontables, hoy aquí nos limitaremos a las palabras que Groucho Marx pronunció antes de morir, el 19 de agosto de 1977, con 87 años: "Die, my dear? Why that's the last thing I'll do!" ("¿Morir, querida? ¡Porque es la última cosa que haré!").

En 1973 concedió su última entrevista, a un cómico que por aquella época estaba en alza en EE.UU: Bill Cosby. Y estuvo sembrado, como puede verse en el vídeo. A la cuestión: “¿Crees en la vida después de la muerte?” Groucho responde: “Bueno he tenido serias dudas con respecto a la vida antes de la muerte. Creo en la muerte durante la vida. Yo y todo el que esté viendo este programa.”


El famoso epitafio que se le atribuye, el de 'Perdone que no me levante', sin embargo, es una leyenda urbana. No lo digo yo, sino su biógrafo, Stefan Kanfer, y también la placa del nicho donde está enterrado. Allí dice: “Groucho Marx 1890-1977”. Nada más.

'Feo, fuerte y formal'

Tumba de Marion Robert Morrison, John Wayne, en California.
El hombre que mató a Liberty Valance también tiene tumba con historia. Murió en 1979 en Durango (Méjico) a los 72 años, y fue enterrado en el cementerio Pacific View Memorial Park de Corona del Mar, en California. El epitafio escogido por The Duke fue 'Feo, fuerte y formal', en castellano. Sin embargo, su mujer Pilar Palette decidió enterrarlo en una tumba anónima por miedo a que los grupos contrarios a la guerra de Vietnam pudieran profanarla, debido a las ideas conservadoras del actor. Pero en un espacio cercano sin tumba puso la inscripción con las tres palabras que usaba el propio John Wayne para describirse. Años después, la familia decidió sacar del anonimato la tumba de Wayne y colocó la lápida que se ve en la foto con unas frases que había escrito el  actor sobre el futuro como epitafio.

'Eva se va'



En vida, su ambición y su pasión generaban tanto amor como odio. Pero Eva Perón, Evita, la humilde actriz devenida en primera dama de Argentina y aupada al rango de santa por los pobres, sigue siendo venerada por unos y vilipendiada por otros a casi 6 décadas de su muerte, precipitada por un cáncer de útero que la destruiría físicamente. 


El 7 de mayo del 52, día de su cumpleaños número 33, Evita pesaba 37 kilos. Dos meses después, el cáncer le provocaba unos dolores que obligaban a tenerla sedada con morfina todo el tiempo. Dormitaba la mayor parte del día, vigilada por algunos de sus familiares más próximos y por su médico. Su marido se negaba a estar con ella. 

A las 11.00 horas del 26 de julio de 1952 su hermana Elisa fue a reemplazar a su otra hermana, Blanca, junto a la enferma. La madre salió un momento de la habitación. 
-«¡Pobre vieja!», suspiró Evita. 
-«¿Por qué pobre? ¡Si mamá está muy bien!», replicó Blanca. 
-«Ya sé. Lo digo porque Eva se va». 
Fue la última frase que pronunció. Se quedó dormida y se fue apagando lentamente hasta que su corazón dejó de latir. Ese día nació un mito que Argentina jamás olvidará. El Gobierno ordenó luto por tres días, y la radio, cada vez que daban las 20.25, anunciaba la hora añadiendo: “Es la hora en la que Eva Perón entró en la inmortalidad”. 


Su muerte significó el inicio de la decadencia del régimen peronista, que tres años más tarde fue derrocado por un golpe militar. Para evitar el peregrinaje popular a su tumba, los militares secuestraron y trasladaron el cadáver de Eva Perón a Italia y más tarde a España. En 1975, el gobierno de la presidenta del país, la que había sido la tercera esposa del general, María Estela Isabel Martínez de Perón, llevó de nuevo a Argentina los restos mortales de Eva Perón. En 1976, por fin acabó en las manos de sus hermanas, quienes la enterraron en el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires.

Éste es el último discurso de Evita, ya muy enferma, sin embargo tremendamente emotivo y elocuente.


'Cara de poto (cara de culo)'



El poeta chileno Vicente Huidobro se despidió del mundo un 2 de enero de 1948 con tres feas palabras para la pintora Henriette Petit, que lloraba en su lecho de muerte: 'Cara de poto'. Su epitafio, en cambio, es muy bonito: "Abrid la tumba, al fondo de esta tumba se ve el mar."


Lápida de la tumba de Huidobro, frente al mar.
NOCHE
Sobre la nieve se oye resbalar la noche.

La canción caía de los árboles,
y tras la niebla daban voces.

De una mirada encendí mi cigarro.

Cada vez que abro los labios
inundo de nubes el vacío.
En el puerto,
los mástiles están llenos de nidos,
 y el viento
gime entre las alas de los pájaros.                                     

LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO
Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos.


De Poemas árticos,1918

'Yeah'

Un fanático obsesionado con la religión, Mark David Chapman, dispara y mata al músico John Lennon en la ciudad de Nueva York, tal día como hoy de 1980. La estrella británica declaró un día que los Beatles eran "más populares que Jesucristo", y parece que fueron estas palabras las que le llevaron a cometer el crimen a su atacante, quien se declaró culpable del asesinato y fue encarcelado. Los aficionados guardaron vigilia delante de la entrada de su casa durante una semana entera.

Chapman, un asesino para la posteridad.
Cuando sintió las cinco balas sobre su cuerpo, John gimió “me han disparado, me han disparado”, y tras avanzar tambaleándose algunos metros hacia el puesto de los oficiales de seguridad, se desplomó. Yoko gritaba “¡Disparan! ¡Llamen a la policía!”. Lennon le dice: "¿Por qué ahora? Ahora no..." Chapman permanece de pie, mirando la escena. Luego se esconde en un callejón. 

A Lenon lo trasladan en el coche patrulla al Roosvelt Hospital. En el camino, uno de los policías le preguntó cómo se encontraba (a lo que contestó “I’m in pain”) y que si estaba seguro de que era John Lennon, y él contestó un escueto “yeah”, palabra con la que se despidió del mundo.

 Yoko pide que lo incineren y que no se revele el lugar donde sus restos reposarán. Pero, antes de cualquier movimiento, un empleado de la morgue consigue tomarle una fotografía al cadáver,  que vende a los tabloides en diez mil dólares. También se venden copias de su acta de defunción. Por ella se sabe que el evento será el 10 de diciembre en el Crematorio Ferncliff, en Ardsley, Nueva York.

Imagen del cadáver de Lenon.
Como contraste, en París miles de jóvenes se reúnen en la Torre Eiffel para cantar temas de Lennon; y en las dos Alemanias es igual: cientos de chicos se congregan en ambos lados del Muro de Berlín e interpretan los temas de los Beatles y de John Lennon. 

El 14 de diciembre, diez días antes de Navidad, Yoko Ono pide diez minutos de silencio como homenaje. En todo el mundo, miles de personas se unen en este homenaje. Inclusive, docenas de radiodifusoras salen del aire durante diez minutos. En Central Park, frente al edificio Dakota, se crea Strawberry Field, un sitio especial en memoria de Lennon con una enorme placa en el suelo que dice: "Imagine".

Como curiosidad, se cuenta por internet que Chapman fue exorcizado por un sacerdote en 1985, que afirmó que cinco demonios salieron de su interior. Y en 1996, un compañero de celda del asesino de Lennon asegura que éste planeaba matar a los otros tres ex Beatles (Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr).

'Pertenecemos a Él y a Él regresamos'


Charly Brooks, RIP

El 7 de diciembre de 1982 se utiliza por primera vez en la historia penal norteamericana la inyección intravenosa para ejecutar la pena de muerte, en la prisión de Huntsville, en Texas (EE.UU.). El infortunio le tocó a un tal Charles Brooks, un hombre de raza negra que había sido detenido seis años antes por matar a sangre fría a un vendedor de coches de ocasión llamado David Gregory.

Brooks fue obligado a tenderse sobre una camilla. El reo, que se había convertido al Islam dentro de la cárcel en la que esperaba la sentencia, consagró sus últimas palabras a Alá: "¡No hay otro Dios, sólo Alá. En verdad que nosotros pertenecemos a Él y a Él regresamos!", dijo entrecortadamente segundos antes de que la droga le fuera inyectada directamente en vena. Su verdugo, un empleado de la prisión, se ocultaba tras una red metálica para no ser visto por su víctima, que instantáneamente comenzó a respirar sofocadamente, en una vertiginosa agonía. Tras dedicar un postrer recuerdo a su novia, una enfermera de la prisión, Charlie Brooks, de 40 años, dejaba de existir.
Cementerio de Huntsville. La 
"X" indica que fue ejecutado.
Mientras, extramuros de la cárcel, centenares de manifestantes anti pena de muerte se arremolinaban, inútilmente ya, junto a las puertas de la penitenciaría para averiguar detalles sobre la ejecución que ni ellos ni los centenares de personas movilizadas contra la ejecución de Brooks lograron impedir.

La inyección letal es el último método de ejecución incorporado al catálogo de formas de aplicar la pena de muerte. Se aprobó por primera vez en los Estados Unidos, en Oklahoma y Texas, en 1977. En la actualidad es el método de ejecución más utilizado en los Estados Unidos.

El asesinato es legal en algunos países.
Recientemente, se ha empezado a cuestionar que sea un método de ejecución indoloro, en contra de lo que aseguraban sus promotores. Además de en los Estados Unidos, existe también (2006) como método de ejecución en China, Guatemala, Filipinas y Tailandia. Sus precedentes son los experimentos y las ejecuciones llevadas a cabo durante el nazismo mediante inyecciones de productos químicos: en los campos de exterminio muchas personas murieron a causa de estas actividades.

Fuentes: tunomelodigas.blogspot.con, tipete.com, elpais.com y abc.es