Epitafios y últimas palabras

EPITAFIOS Y ÚLTIMAS PALABRAS

‘No es que tenga miedo a morir. Sólo que no quiero estar allí cuando ocurra’. Woody Allen



'¡Sólo soy un chivo expiatorio!'

Lee Harvey recibiendo el disparo de gracia.
Lee Harvey Oswald se hizo tristemente famoso por acabar con la vida de John Fitzgerald Kennedy, el 22 de noviembre de 1963. Sus últimas palabras las pronunció dos días después de ser arrestado en un cine de Dallas, exactamente una hora más tarde del atentado que acabó con la vida del entonces presidente de EE.UU.. 
El 24 de noviembre fue él mismo quien recibió un disparo a bocajarro. Mientras lo trasladaban de la cárcel de la ciudad a la del condado, el dueño de un club nocturno de Dallas llamado Jack Ruby se abrió paso violentamente entre la multitud de periodistas y fotógrafos y lo hirió de muerte, antes de ser inmediatamente detenido por la policía. Gravemente herido en el estómago, Oswald fue trasladado a un hospital, donde falleció pocas horas después. Con ello desaparecía un testigo fundamental para esclarecer la responsabilidad del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy.

Huérfano de padre dos meses antes de nacer (el 18 de octubre de 1939 en Nueva Orleáns), tuvo una infancia plagada de problemas y complicaciones de todo tipo. Con tres años fue ingresado en un orfanato, aunque al cabo de pocos meses su madre lo sacó de allí. Dejó de estudiar a los 17 años para alistarse en el Cuerpo de Marines de Estados Unidos, aunque en 1959 fue licenciado a petición propia. Emigró a la Unión Soviética, pero le fue denegada la ciudadanía de ese país. De regreso a Estados Unidos en 1962 trabajó en una biblioteca de Dallas. 

El informe emitido por la Comisión Warren, formada para investigar el magnicidio, concluyó en 1964 que Oswald había actuado en solitario; sin embargo, en 1979 un comité de la Cámara de Representantes reconoció la posibilidad de que estuviera involucrado un segundo francotirador y, por tanto, la existencia de una conspiración.