Epitafios y últimas palabras

EPITAFIOS Y ÚLTIMAS PALABRAS

‘No es que tenga miedo a morir. Sólo que no quiero estar allí cuando ocurra’. Woody Allen



'Adiós, querida. Si no nos encontramos'

Mark Twain, investido Honoris Causa.
Están llenas de esperanza las últimas palabras de Mark Twain: «De improviso abrió los ojos -escribe su hija Clara- tomó mi mano y mirándome fijamente a los ojos, murmuró débilmente: Adiós, querida. Si no nos encontramos.». 

El genial escritor nació en Florida (Missouri) el 30 de noviembre de 1835 y fue Samuel Langhorne Clemens hasta los 28 años, cuando se entregó de lleno a la pluma. Mark Twain fue el pseudónimo erigido a modo de barrera entre una vida intensa antes y después. Aderezada siempre con ironía, marca de la casa. «Dentro de 20 años estarás más decepcionado por lo que no hiciste que por lo que hiciste», dijo. Y se aplicó con rigor la premisa. 

A los cuatro años, su familia se trasladó a Hannibal, pueblo ribereño del Misisipí que sirvió de inspiración para el San Petersburgo de Sawyer y Huckleberry Finn, sus grandes creaciones. Twain siempre bebió de su experiencia. A los 12 años quedó huérfano de padre, dejó los estudios y se empleó como aprendiz de tipógrafo. 

¿Quién no ha soñado con vivir las
aventuras de Tom Sawyer?
Al morir su padre, en 1847, comenzó a trabajar como aprendiz en imprentas, y a manejar el oficio de tipógrafo; ya en 1851 publicaba notas en el periódico de su hermano. Posteriormente trabajó en imprentas de Keokuk, Iowa, Nueva York, Filadelfia y otras ciudades. Más adelante fue piloto de un barco de vapor, soldado de la Confederación, y minero en las minas de plata de Nevada. 

En 1862 comenzó a trabajar como periodista en el Territorial Enterprise de Virginia City (Nevada) y, al año siguiente, comenzó a firmar con el seudónimo Mark Twain, que en el Mississippi significa dos brazas de profundidad (el calado mínimo necesario para la buena navegación). Tras casarse en 1870 con Olivia Langdon, hija de un capitalista muy activo en la lucha antiesclavista, se estableció en Connecticut. Se acabó la vida de nómada y comenzó la crítica social denunciando la corrupción política o las ansias por enriquecerse a cualquier precio. Seis años más tarde publicó su primera gran novela, 'Las aventuras de Tom Sawyer' (1876), basada en su infancia. Después llegaron las de Huckleberry Finn (1884), también ambientadas en el ribera del gran río, aunque menos autobiográficas. Y de nuevo sus propios pasos en 'Vida en el Mississippi' (1883), sobre su añorada etapa como piloto fluvial. 
Twain, irónico y soñador.

Fue reconocido mundialmente durante los últimos años de su vida, y recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford (Inglaterra), en 1907. 

Falleció el 21 de abril de 1910 en Redding (Connecticut), pero incluso con su muerte tuvo que recurrir a la ironía. Y es que el New York Journal se adelantó y en 1897 ya publicó su deceso. Letal error al que Twain respondió con una carta al director: «James Ross Clemens, un primo mío, estuvo seriamente enfermo en Londres hace dos semanas. La noticia de mi enfermedad derivó de la enfermedad de mi primo; la noticia de mi muerte fue sin duda una exageración», decía. Escéptico, solía afirmar: «Y así va el mundo. Hay veces en que deseo sinceramente que Noé y su comitiva hubiesen perdido el barco». Y así lo vivió él.

Fuentes: elmundo.es y abc.es